Reseña de “Celebran la noche”

Hace unos días, exactamente el 19 de diciembre del año pasado, os traje la reseña de Qué sabe nada de nadie. Este libro de relatos me sorprendió, por supuesto, pero mucho más lo ha hecho el libro que os presento hoy. En esta reseña de Celebran la noche os contaré por qué siento que este libro me ha abrazado.

Carmen Bassolas nació en Barcelona y, tras graduarse en Filología Románica por la UB, se dedica a la docencia como profesora de Lengua castellana y Literatura en secundaria. Como ya he comentado, Celebran la noche no es su primera obra, pero sí su primer libro de poemas. En la sinopsis se escribe: «una pequeña selección del extenso material poético recopilado en las últimas décadas».

Cuando me topo con poemarios que son, en definitiva, recopilaciones, siempre pienso lo mismo: los poemas no van a estar conectados. No obstante, en esta ocasión, ha sido todo lo contrario. Son 70 páginas, en total 44 páginas, con dos partes muy bien definidas. La primera recoge poemas variados, «poemas diversos que se parecen a una red que emerge del agua con un pez distinto en cada ocasión». Y, la segundaLas noches luminosas, nos habla desde otro punto de vista, con la oscuridad de la noche como gran partícipe.

Hacía tiempo que no me encontraba con un poemario tan completo. No solo por las ilustraciones que nos encontramos, o por la calidad del papel, sino por las construcciones poéticas. No son versos al aire, no son imágenes creadas rápidamente, sin importar mucho el verso que le sigue. Se nota que son versos detallados, son poemas que crean una imagen completa de lo que la autora quiere mostrar. Y eso, en mi caso, tiene mucho valor.

En la segunda mitad del libro, en la página 37, nos encontramos un poema que comienza con «Hoy es un aniversario de fuego y sombra». Cuando lo leí estuve varios minutos reflexionando sobre la maravilla de sus recursos. Termina con «un gusto amargo de almendras y limones ácidos». Ya no solo influyen los sabores, que se generan en el lector, sino que el color marrón y amarillo aparece en tu mente. Ahí es donde se ve que un buen poeta selecciona los elementos para crear una imagen agradable.

Podría elegir muchos poemas que me han encantado: el de la página 55, el de la 20 o el de la 26… no podría quedarme con uno solo. Además, y antes de cerrar esta reseña, me gustaría remarcar la calidad de la edición. Las páginas no son frágiles, tienen un grosor superior al de un libro normal. La portada, igual, no es habitual. El tacto, el olor, lo cuidado de su maquetación… todo hace que este libro sea una gran excusa para leer y disfrutar de la autora. Estoy deseando leer más de ella. He salido encantado.

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